XI. CUBISMO Y PICASSO
El término “cubismo” aparece en el transcurso de la experimentación plástica de comienzos del s XX. En el contexto de la pintura fauve, Louis Chasevent habló en 1906 de la “precisión de los cubos” y, en 1908, el crítico Louis Vauxcelles se refería irónicamente a la nueva pintura de Braque diciendo que “reduce todo a esquemas geométricos, a cubos”. Estos y otros comentarios posteriores acabaron por dar nombre al movimiento.
Según todas las crónicas, la aparición del Cubismo fue un fenómeno que se reveló repentinamente derivado de experimentos científicos puntuales. Entre 1907 y 1909, Braque y Picasso se entregaron a la invención de nuevos procedimientos para la transcripción del espacio y las formas absolutamente distintos del Fauvismo. Frente a este movimiento, los cubistas creen que el peso del análisis pictórico radica en la exploración de las formas.
La llegada del Cubismo se vio favorecida por la obra de Cézanne y el Puntillismo. El primero, por revalorizar la importancia del volumen; los segundos, por su reconstrucción de la plástica.
La obra que vemos aquí, "Las Señoritas de Avignon", de Pablo Ruiz Picasso, comenzó oficialmente el movimiento en 1907.
Descomponer todos los cuerpos en formas geométricas fue la primera tarea de los cubistas, después vendrá su recomposición. Así, en el Cubismo pueden distinguirse dos fases: análitico y sintético. En la primera fase, las formas se separan o se empotran; en la segunda, las masas se juntan y organizan de forma orgánica.
Los cubistas tratarán de ofrecer una representación de los objetos uniendo diversos puntos de vista, de ahí que aparezcan juntas las visiones del perfil y de frente de un rostro. Esta síntesis de visiones corresponde al factor espacio-tiempo, es decir, el afán de establecer el volumen en un tiempo determinado. La suma de diversos ángulos visuales se efectúa sincrónicamente en el cuadro, cuando en realidad esto no es posible. También se profundiza en el interior de los cuerpos, tratando de representar dicho espacio. Se sirven los cubistas de los engaños ópticos, es decir, de la relatividad de las formas, ya que, al yuxtaponerse, se afectan mutuamente, resultando diferentes. Así, una elipse dentro de un polígono parece una circunferencia. Las formas en los cubistas adquieren su verdadero sentido en función de las colindantes.
En concreto, como ya hemos mencionado, Picasso sería el pintor más importante de este movimiento. Dejó huella en cada una de sus múltiples etapas de sus períodos azul, rosa o blanco y negro, al cubismo que inventó, después al surrealismo, a la abstracción… y por este inconmensurable talento junto a su ingente producción estamos ante el artista más famoso de la historia del arte.
Picasso no pierde vigencia porque fue la figura central de todo el arte del siglo XX, un artista experimental pero ligado al pasado y con una obra que continuamente admite nuevas lecturas. Fue quizás también el artista más influyente. El arte contemporáneo es lo que es gracias (o por culpa) de él.
No podemos hablar de un estilo concreto. Su libertad estilística hizo que pasara de un estilo a otro sin transición, Su genio fue el material principal de su arte: en apenas segundos podía hacer una obra maestra. Representaba la rama del arte contemporáneo más física, la necesidad de pintar, de crear de forma material.
Se calcula que Picasso fue autor de unas 13.500 pinturas y diseños, 100.000 impresiones o grabados, 34.000 ilustraciones para libros y 300 esculturas o cerámicas, además de tener el mayor número de museos con su nombre («Museos Picasso»).
Otros autores, de menor relevancia, del movimiento serían Juan Gris (izquierda) o George Braque (derecha).
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